sábado, 29 de octubre de 2011

LOS VISIGODOS: ORIGEN Y EXPANSIÓN


http://usuarios.multimania.es/reinosmedievales/godotolosa.htm

El asentamiento de los visigodos

Los pueblos germánicos que invaden la Península Ibérica y, sobre todo, los visigodos, se insertaron plenamente en las estructuras de la época romana, lo que significa que cuando llegaron a Hispania estaban muy romanizados. El único cambio decisivo fue a nivel político, pues el poder ejercido antes desde Roma, ahora se ejercerá desde Toledo sobre un territorio que prácticamente coincidía con los límites de la Península. Se puede decir que en la España visigoda se acentúan las transformaciones económicas y sociales ya iniciadas en la época del Bajo Imperio Romano (crisis de los siglos III y IV), que preludiaban la sociedad feudal. Es decir: ruralización progresiva e intensificación de las relaciones de dependencia personal.
Podríamos añadir que en estos siglos se ponen los cimientos de una cultura fuertemente impregnada por lo eclesial, debido al papel creciente que ejerce la Iglesia.
Digamos, por último, que algunos historiadores piensan que la Edad Media comienza en España el 711, porque los visigodos no rompen nada, continúan con los parámetros del Bajo Imperio. Los pueblos bárbaros presionaban los confines del imperio desde fines del siglo III d.C. Roma utiliza dos sistemas para neutralizar a estos pueblos:

•aceptarlos en las filas del ejército romano, concediéndoles la ciudadanía
•aceptarlos como “socii” (aliados) dentro de sus fronteras. Es el caso de los visigodos, que se asentaron en la Galia. En el 415 los visigodos, por encargo de los romanos, intentaron expulsar o someter a suevos, vándalos y alanos desde la Tarraconense, que aún estaba en manos romanas. En el 418 firman un pacto con Roma, abandonan la Península y se establecen en la Galia, con centro en Tolosa. En el 507 son derrotados por los francos en la batalla de Vouillé y se ven obligados a salir y venir a Hispania, conservando en la Galia una pequeña franja, la Septimania. Entraron unos 100 ó 150.000 para dominar a una población hispanorromana en torno a los seis millones.